Agradezco a Dios por cada
bendición, por la familia y
por las personas increíbles
que me han acompañado
en este hermoso viaje.
No solo es una celebración
de mi vida, sino también
todo lo que hemos vivido
juntos: las risas, los abrazos,
las palabras de aliento y,
sobre todo, el amor
incondicional que siempre
me han brindado. Para
mí, no hay mayor regalo que
compartir este momento tan
significativo con ustedes.
